De acuerdo al cuento, Peter es representado como un pequeño niño que se rehúsa a crecer y que habita —junto a un grupo conformado por niños con el mismo rango de edad que él, y que son llamados Niños Perdidos—, el país de Nunca Jamás, una isla donde conviven tanto piratas como hadas y sirenas, y en donde Pan vive numerosas aventuras fantásticas durante toda la eternidad. Tanto en la novela como en la obra teatral, Peter invita a la niña Wendy Darling al País de Nunca Jamás para que sea la madre de su pandilla de “los niños perdidos”. Sus hermanos John y Michael también la acompañan en su mágica aventura. A lo largo de la historia se presentan diversas y numerosas anécdotas fabulosas, entre ellas cuando el hada Campanita casi muere al ingerir un veneno, y una confrontación con el enemigo directo de Peter, el pirata Capitán Garfio. Al final, Wendy decide que su verdadero espacio para vivir se encuentra en su hogar al lado de sus padres y por ello lleva a sus hermanos de regreso a Londres, mientras que Peter Pan se queda en Nunca Jamás, prometiendo a su compañera de juegos volver repetidamente a visitarla.
“Peter Pan y Wendy” fue publicado unos diez años después de que muriera la Reina Victoria de Inglaterra, allá por 1911. Narra las aventuras de Wendy y sus hermanos John y Michael, que una noche son transportados por Peter Pan y Campanilla al País de Nunca Jamás. Allí convivirán, por un tiempo no definido, con los Niños Perdidos, los indios… y unos malvados piratas encallados en la costa. Este cuento, en un principio orientado a un público más infantil que juvenil, oculta en muchas ocasiones más de lo que muestra; algo parecido nos pasa con Alicia en el País de las Maravillas, si bien ambos relatos no admiten comparaciones. Simplemente son distintos: el mundo imaginario de Barrie se nos muestra más verosímil que el de Carroll.